Día 3. Basílica de San Esteban. Zapatos del Danubio. Visita al Parlamento de Budapest (guiada). Puente Margarita. Isla Margarita (paseo en bicicleta). Iglesia de Santa Ana. Mercado Central. Váci utca. Café Central. Ópera de Budapest (concierto de la Filarmónica de Budapest). Vistas nocturnas del Parlamento desde Batthyány tér (Buda). Paseo nocturno por el Puente de las Cadenas.
El tercer y último día de nuestro viaje a la capital húngara tuvo como plato fuerte la visita al Parlamento de Budapest, sin duda alguna el edificio más importante de la ciudad. Para evitar problemas, las entradas las sacamos con antelación a través de su página web. Se trata de visitas guiadas en español que tienen un precio de 7 euros por persona (con gastos de gestión incluidos). Los horarios que se pueden elegir son: 10:15, 13:15, 14:15 y 16:00 horas. Basta con imprimir las entradas y presentarse en la puerta de acceso para visitantes ubicada en una planta subterránea justo detrás de la fachada principal.
Como queríamos aprovechar al máximo nuestra última jornada en Budapest, madrugamos para hacer una visita pendiente antes de acudir al Parlamento. Se trataba de la Basílica de San Esteban, la catedral de la capital húngara. Precisamente este templo y el Parlamento son los dos edificios más altos de Budapest. Como abre sus puertas a las 9:00 horas, nos dio tiempo a hacer un pequeño recorrido por su imponente interior. Lo que no pudimos hacer fue subir hasta su cúpula, ya que abre a las 10:00 horas y nos era materialmente imposible si queríamos estar a tiempo en el Parlamento. El gran atractivo de la cúpula es que permite disfrutar de unas espectaculares vistas de toda la ciudad.
Además de contemplar la indudable belleza neoclásica de la Basílica de San Esteban, el visitante también puede ver la Santa Diestra, es decir, la mano derecha momificada del rey San Esteban I de Hungría, a quien está dedicado el templo. Se trata de la reliquia más importante de la cristiandad húngara.
Una vez vista la catedral de la ciudad, acudimos al Parlamento de Budapest que se encuentra a menos de quince minutos caminando. Antes de comenzar la visita guiada, nos detuvimos junto al Danubio, unos metros antes de la fachada del imponente edificio. Allí es posible asistir a uno de los homenajes más emotivos y sinceros a las víctimas del Holocausto. Consta de sesenta zapatos de hierro de diferentes tipos y colocados sin ningún orden obra de los artistas húngaros Gyula Pauer y Can Togay. Con ello se quiere recordar a los judíos que fueron arrojados al Danubio tras ser tiroteados por los nazis y a los que se les despojó previamente de sus zapatos por el valor que tenían en la época. Un lugar de un simbolismo muy profundo que no deja indiferente a nadie.
Aún emocionados por lo visto a orillas del Danubio, comenzamos nuestra visita guiada por el Parlamento de Budapest. El edificio deja con la boca abierta a cualquiera. Construido entre 1885 y 1905, ejemplifica el poder y la influencia que tenía Hungría en aquel momento. Si su exterior demuestra una absoluta magnificencia, el interior no se queda para atrás. Decorado con mármol y pan de oro, la visita guiada recorre sus estancias más importantes. Entre ellas está la sala donde se guardan las joyas de la coronación de Hungría (corona, orbe, cetro y espada), custodiadas por varios guardias dentro de una vitrina. Es el único lugar donde está totalmente prohibido tomar fotografías. La antigua Cámara Alta es otro de los lugares más destacados. Su diseño nos recuerda al del hemiciclo de muchos parlamentos, pero actualmente se utiliza exclusivamente para fines turísticos, ya que el espacio que usan los diputados está en otro punto del edificio que no es visitable.
Una de las cosas más curiosas que se ven durante la visita al Parlamento de Budapest son los ceniceros que hay en los pasillos destinados para los puros de las señorías. Ahora y no se usan porque está prohibido fumar en su interior, pero hace años cada diputado tenía su lugar numerado para dejar su correspondiente puro mientras se celebraba el debate en la Cámara Alta. La guía nos contó que un síntoma de que se estaba produciendo una intensa e interesante discusión en el Parlamento era la cantidad de puros que los diputados habían dejado “descansando” en los ceniceros y el nivel de desgaste que presentaban.
El recorrido guiado se prolonga durante tres cuartos de hora y es sumamente interesante. Además, el precio que tiene es irrisorio en comparación con las entradas a otros monumentos de Europa. A la salida es obligado fotografiar el exterior del Parlamento desde todos los ángulos para deleitarse con una de las maravillas que ofrece la vieja Europa. Asimismo, justo delante de la fachada este de la construcción se encuentra el bonito edificio que acoge el Museo Etnográfico.
Puente e isla Margarita
Dejamos atrás el Parlamento de Budapest y caminamos en dirección norte por la orilla del Danubio hasta llegar al puente Margarita. Es el segundo en antigüedad que une Buda con Pest tras el puente de Las Cadenas. La gracia que tiene atravesarlo es poder acceder a la isla Margarita, un pedazo de tierra de 2,5 kilómetros de largo en mitad del Danubio. Aprovechamos para dar un pequeño paseo por este enclave de Budapest y para ello alquilamos un coche a pedales para dos personas, una forma divertida de dar un paseo diferente. Como era pleno mes de enero, la isla Margarita estaba desangelada y su aspecto era bastante decadente y descuidado. Por lo tanto el lector se preguntará qué se puede encontrar en esta porción de tierra. Pues no es más que un gran parque con abundante vegetación en el que hay un pequeño zoo, instalaciones deportivas, una torre llamada del Agua que es el símbolo de la isla y poco más. Obviamente en verano tendrá mucho más ambiente, pero el día que la recorrimos estuvimos prácticamente solos.
Iglesia de Santa Ana y vista nocturna del Parlamento
Después de llegar a Buda atravesando el puente Margarita, nos dirigimos a Batthyány tér, una populosa plaza muy concurrida por ser una especie de intercambiador del transporte urbano, tanto del metro como del autobús. Allí se encuentra la iglesia de Santa Ana, un buen ejemplo de arquitectura barroca italiana. Pero el principal motivo de acudir a esta plaza es disfrutar de las mejores vistas del Parlamento de Budapest desde la otra orilla del Danubio. Por ese motivo, inmortalizamos el edificio a plena luz del día, pero también nos desplazamos hasta este lugar esa misma noche. La razón es que, cuando se apaga el día, el Parlamento luce una espectacular iluminación y para apreciarla en toda su dimensión es aconsejable trasladarse hasta Buda. Como la propia Batthyány tér tiene una estación de metro con el mismo nombre, lo mejor es usar este transporte público para llegar hasta allí de noche y en pleno invierno como fue nuestro caso.
Para regresar por la noche desde Batthyány tér hasta nuestro hotel preferimos hacerlo andando para contemplar también la iluminación del puente de Las Cadenas, toda una gozada que se completa con la vista del Castillo de Buda también brillantemente iluminado. Sin duda es muy aconsejable realizar recorridos nocturnos de este tipo en Budapest para gozar de un punto de vista diferente de los monumentos más emblemáticos de la ciudad.
Café Central y Concierto en la Ópera de Budapest
Ese tercer día en Budapest dio mucho de sí, porque antes de disfrutar de la iluminación nocturna del Parlamento nos dio tiempo a realizar otro de esos planes muy recomendables en la ciudad húngara: acudir a un espectáculo de la Ópera de Budapest. El motivo fundamental es el bajo precio de las entradas en comparación con otras óperas del resto de Europa. Esa noche pudimos disfrutar por 7,88 euros por persona (2.500 HUF) del concierto de la Filarmónica de Budapest. Adquirimos la entradas minutos antes del comienzo, pero los que quieran programarlo con antelación pueden obtenerlas vías internet. De esta manera también contemplamos la belleza del interior de este edificio, que además cuenta con una acústica espectacular.
Antes de disfrutar con el concierto también tuvimos unos minutos para relajarnos en uno de los cafés clásicos de Budapest, el Central. Se encuentra en Károlyi Mihály utca y conserva la esencia que lo convirtió en un punto de encuentro para escritores y artistas en el siglo XX. Tiene unos precios más económicos que otra cafetería clásica como Gerbaud por lo que aconsejo pasar un tiempo en una de sus mesas tomando un café, degustando uno de sus pasteles o tartas y admirando la decoración de un lugar especial.
Así concluye este relato de la tercera y última jornada en una ciudad que al menos hay que conocer una vez en la vida. Budapest destila historia, elegancia y clasicismos y encandila a todo aquel que la visita.
La entrada Visita al Parlamento de Budapest, la joya de la capital húngara aparece primero en Viaje con Pablo.